Controlar la salud de una futura mamá y de su bebé es primordial durante los 9, casi 10 meses de gestación. Para ello, trimestralmente se realizan unas pruebas específicas, unas evaluaciones médicas con las que controlar que todo esté perfecto y siga su curso, e identificar cualquier condición que pueda representar un riesgo para la madre o el bebé.

Pero no hay que olvidar que, más allá de los aspectos médicos, las pruebas prenatales también tienen un impacto psicológico significativo en las futuras familias, especialmente en las madres, ya que les aportan tranquilidad: Saber que todo va bien es importante en el embarazo para tranquilidad de los futuros padres. El conocimiento y la comprensión de la salud y desarrollo de su bebé.

Asimismo, hay que destacar que estas pruebas médicas facilitan la preparación para el nacimiento de niños con necesidades especiales, permitiendo a los padres y al equipo multidisciplinar, planificar cuidados específicos y apoyos necesarios desde los primeros momentos de vida. Según explican desde Quirónsalud, estas pruebas permiten evaluar el bienestar del feto, mediante la observación de sus movimientos, ritmo cardíaco y otras funciones vitales, así como la cantidad de líquido amniótico, que es un indicador clave de salud fetal.

Las pruebas prenatales también tienen un impacto psicológico significativo en las futuras familias

Principales pruebas trimestrales

Los exámenes prenatales se clasifican en dos grandes categorías:

1. Pruebas de screening, diseñadas para evaluar el riesgo de que el feto desarrolle ciertas condiciones genéticas o anomalías; indican si existe la necesidad de realizar pruebas diagnósticas más específicas.

2. Cuando las pruebas de screening indican sospecha de patología materna o fetal, se pueden realizar pruebas diagnósticas para obtener resultados definitivos.

Como explican desde Health Diagnostics, los análisis en sangre y orina se realizan al inicio de cada trimestre y pueden revelar información sobre posibles trastornos genéticos o metabólicos. Al mismo tiempo, cada tres meses se realizan ecografías detalladas, dado que ofrecen imágenes precisas del feto, permitiendo observar su crecimiento, desarrollo estructural y evaluar su bienestar dentro del útero. Igualmente, trimestralmente se emprenden evaluaciones del estado físico y psicológico de la madre, ya que son esenciales para anticipar complicaciones que surjan durante el embarazo y el parto.

Pruebas de screening, diseñadas para evaluar el riesgo de que el feto desarrolle ciertas condiciones genéticas o anomalías

El primer trimestre de embarazo

Las pruebas realizadas durante el primer trimestre del embarazo ofrecen información temprana sobre el riesgo de ciertas condiciones genéticas y la salud general del feto y la madre, precisando que las más relevantes son:

• Cribado combinado de aneuploidías: Incluye una prueba de sangre materna, una ecografía de alta resolución, y una anamnesis detallada de la historia personal de la madre; con estos datos, somos capaces de evaluar el riesgo de ciertos síndromes tales como síndrome de Down (trisomía 21), la trisomía 18, y la trisomía 13, ofreciendo a los padres la opción de realizar pruebas diagnósticas más específicas si fuera necesario.
• Ecografía de datación: habitualmente coincide con la ecografía de la semana 12, y sirve para confirmar la edad gestacional del embarazo, calcular la fecha estimada de parto, y verificar el número de fetos.
• Análisis de sangre materna: permite detectar infecciones, condiciones genéticas y estado de salud en relación con varias morbilidades asociadas al embarazo, permitiendo así identificar riesgos que podrían afectar el feto o la salud de la madre.
• Test prenatal no invasivo: análisis del DNA fetal circulante en sangre materna, prueba no invasiva, que detecta de forma precoz. Este tipo de pruebas no invasivas suponen un gran hito en la medicina prenatal, ofreciendo a las familias información crucial sobre la salud fetal manera segura y cada vez más accesible.

Las pruebas realizadas durante el primer trimestre del embarazo ofrecen información temprana sobre el riesgo de ciertas condiciones genéticas y la salud general del feto y la madre

El segundo trimestre de embarazo

Durante el segundo trimestre del embarazo, se realizan varias pruebas importantes para evaluar la salud del feto y de la madre, que se enfocan en detectar anomalías estructurales, riesgos de ciertas condiciones, y el bienestar general del feto; siendo las más destacadas son:

• Ultrasonido de anatomía fetal (ecografía morfológica): Ecografía detallada entre las semanas 19 y 22 de gestación, que permite examinar la anatomía del feto para detectar posibles anomalías estructurales; es crucial para identificar problemas en el desarrollo fetal que podrían indicar la necesidad de atención especializada o intervención quirúrgica.
• Estudios analíticos: uno de los más destacados es el test de O’Sullivan (prueba de glucosa en sangre), que se realiza para detectar la diabetes gestacional, que puede aparecer por primera vez durante el embarazo; se realiza entre las semanas 24 y 28 de gestación.

Durante el segundo trimestre del embarazo, se realizan varias pruebas importantes para evaluar la salud del feto y de la madre, que se enfocan en detectar anomalías estructurales, riesgos de ciertas condiciones, y el bienestar general del feto

Pruebas del tercer trimestre de embarazo

Por último, en el tercer trimestre del embarazo es crucial el control de la salud de la madre y el bienestar del feto, preparándose para el parto, destacando entre otras pruebas:

• Ecografía del tercer trimestre: evalúa el crecimiento fetal, la posición del feto, y la cantidad de líquido amniótico; a la vez que permite revisar nuevamente las estructuras anatómicas; puede realizarse entre las semanas 32 y 36 de gestación.

• Monitorización fetal o registro cardiotocográfico: Monitoriza la frecuencia cardíaca del feto en respuesta a sus propios movimientos y las contracciones uterinas.

• Cribado de colonización por estreptococo del grupo B: cultivo entre las semanas 35 y 37 para detectar la presencia de la bacteria estreptococo del grupo B en el tracto vaginal o rectal; su identificación es crucial, porque puede pasar al bebé durante el parto, causando infecciones graves.