La artrosis es una enfermedad degenerativa que afecta a las articulaciones, normalmente a las de las manos, rodillas, caderas o columna vertebral. La pérdida de flexibilidad, la rigidez, hinchazón o el dolor son algunos síntomas de esta afección, que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo y al 10% de la población española.

Actualmente no existe una cura para la artrosis, por lo que las personas que la sufren tan solo pueden retrasar su evolución y paliar sus síntomas, para así mejorar su calidad de vida a pesar de padecer esta afección. La alimentación también puede ayudar a reducir el dolor que que sienten los que la sufren.

Algunos alimentos que nos ayudarán con los síntomas de la artrosis son, por ejemplo, las verduras de hoja verde como las espinacas, la col rizada, las coles de Bruselas o las acelgas, pues son una fuente de vitamina K. Además, cuentan con propiedades antiinflamatorias, como el salmón, el atún, la sardina o la caballa, que también son una fuente de ácidos grasos omega-3.

Los lácteos, que son ricos en calcio, también son una opción muy interesante si sufrimos artrosis, pues este ayudará a que el estado de los cartílagos mejore, además de que también nos servirá para reducir la pérdida de masa ósea.

Por el contrario, se aconseja que se reduzca la ingesta de alimentos como las carnes o el huevo, ya que aportan una gran cantidad de proteína. Además, como el café y la sal, que tampoco debería tomarse en exceso, son acidificantes.

Estos son los factores que aumentan el riesgo de sufrir artrosis

Un factor de riesgo que provoca la aparición de la artrosis es la edad, pues las articulaciones se van 'desgastando' a medida que las usamos, aunque hay otros aspectos que se relacionan con esta enfermedad, como la obesidad. Cuanto más kilogramos se pesen, mayor 'esfuerzo' tendrán que hacer, por ejemplo, las caderas o las rodillas, para soportarlo, por lo que el desgaste sería mayor.

El uso excesivo de las articulaciones haría que se desgasten antes, así que los deportistas o las personas que realicen trabajos en los que se hagan movimientos repetitivos podrían tener también un riesgo mayor de padecer esta enfermedad. Fortalecer la musculatura isquiotibial y el cuádriceps, por el contrario, podría disminuir las posibilidades de sufrir artrosis en la rodilla, como señalan varios estudios.

La genética también influye en la aparición de esta enfermedad: las personas cuya forma de las piernas sea 'en paréntesis' podrían tener más posibilidades de desarrollar artrosis en las rodillas, por la manera en la que tienen que cargar el peso.