LUCES Y RAZONES

Doméstica y urbana frondosidad

Doméstica y urbana frondosidad

Doméstica y urbana frondosidad

El campo y la ciudad, las manifestaciones o presencias de lo urbano y de lo rural, no se oponen, acaso tampoco se complementen, pero pueden reunirse en armoniosa combinación. De modo que un patio ciudadano quiere hacerse vergel y, a tal fin, concurren las plantas y, sobre todo, esta frutal y verde frondosidad. Por eso ha de ser distinto entrar y salir de una estancia como la acompañada por la protectora y fresca sombra de este exuberante vecino, que hacerlo de una morada más inhóspita, aunque solo lo sea en apariencia, por desasistida del verde género campestre. De tal simbiosis obtienen más provecho los urbanitas, ya que adornan su medio y tienen cotidianos beneficios sin moverse de donde se afincan, dados a los usos y costumbres de la ciudad, con ese balance que siempre resulta de las operaciones cuyos términos reúnen ventajas e inconvenientes de distinto signo. Mientras que los vegetales embajadores del campo más bien hacen de heraldos y proclaman las bondades de los confines rurales, no siempre arcádicos, bien es verdad, pero atractivos por sus virtuosos reclamos. Al cabo, no ha de confundirse urbanismo con urbanidad, que de esta última cortesanía y buen modo tiene mucho el campo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios